Acogida de las religiosas en una nueva misión
En el siglo XIX se continua abriendo unas misiones en el Québec. Los párrocos piden a la Congrégation de Notre-Dame unas enseñantes para sus parroquias. A menudo, por falta de religiosas disponibles, varios de ellos reciben una negativa o deben esperar durante muchos años. En cuanto a Monseñor Plessis, obispo de Québec, y al párroco Villade, ellos lanzan el proyecto de construcción de un convento en Sainte-Marie-de-Beauce. Las parroquias participan del financiamiento y del arreglo del establecimiento que, en 1823 a la llegada de las hermanas de la Congregación no está todavía terminado. Pero alcanzaron su fin: las hijas de Marguerite Bourgeoys se encargan de la educación de los niños de Sainte-Marie-de-Beauce.