Capilla Notre-Dame-de-Bon-Secours : entrevista con Hermana Patricia Simpson

Capilla Notre-Dame-de-Bon-Secours : entrevista con Hermana Patricia Simpson

La Hermana Patricia Simpson presenta el objeto más antiguo de la capilla, la estatua de de Notre-Dame. Desde 1655, Marguerite Bourgeoys deseaba construir una capilla. Pero, a su arribo, los Sulpicianos suspendieron el proyecto de construcción. Sin embargo, en 1655, Marguerite ya había reunido los materiales para levantar la capilla. En 1658, ella debe viajar a Francia para reclutar compañeras y a su regreso descubre que todo el material había desaparecido. En 1670, antes de volver a partir, ella instala una pequeña construcción en el lugar.

Durante su estadía en Francia, Marguerite se reunió con el barón de Fancamp que había participado en la fundación de Ville-Marie. En esa oportunidad, ella le pidió algún objeto para la capilla que aún deseaba construir. Él le ofreció una estatua de Notre-Dame que por entonces ya tenía más de 100 años y reconocida como la madera de castaño de la que fue esculpida, por sus virtudes milagrosas. Es una pequeña estatua, emplazada dentro de un relicario.

En 1672, Marguerite trajo la estatua a Ville-Marie. Al principio, ella fue conservada por la Congregación y, más tarde, expuesta en una pequeña capilla de madera. Cuando la capilla de Bon-Secours se terminó de construir, la comunidad otorgó un lugar de honor a la pequeña estatua.

En 1754, la capilla se incendió, pero la estatua quedó a salvo. Temporalmente, fue conservada en la iglesia de Notre-Dame hasta la reconstrucción de la capilla. A finales de la década de 1830, la estatua fue robada. Se la recuperó varios años más tarde, dentro de un granero de la Congregación.

Hasta 2005, en el mes de mayo la estatua está instalada en la capilla Notre-Dame-de-Bon-Secours para la devoción a la VirgenMaría. Desde ahora está allí en permanencia, conservada cerca de la tumba de Marguerite Bourgeoys. Los peregrinajes a la Virgen durante el mes de mayo empezaron en Montreal en el siglo XIX. El Rosario era recitado todas la noches delante muchas personas y se impatían bendiciones. Desde siglos, las hermanas de la Congregación acuden a la capilla el 24 de mayo de cada año.