En la época de Nueva-Francia, la adolescencia tal como la concebimos hoy no existía.

Aunque iniciados bastante temprano al trabajo y a las responsabilidades, los muchachos y las muchachas aprovechaban de por sí de un periodo de juventud durante el cual podían tejer lazos de amistad con otros y otras jóvenes y prepararse a la vida adulta.

¿A qué edad se casaban?
¿Cómo se aprendía un oficio?
¿Cuántos hijos e hijas tenían las parejas jóvenes?
¿Cuáles eran las tareas cotidianas de las mujeres jóvenes y de los varones jóvenes?

Para saberlo, lee los textos siguientes. Descubrirás cual era la vida de los y las «ados» en Nueva-Francia.

¡¿Habrías amado vivir en esa época…?!

La vida de adolescente

Dura, dura, LA VIDA...

En Francia, la miseria es tal que muchos jóvenes varones o mujeres, huérfanos o no, deben mendigar para sobrevivir, sobre todo en las ciudades.

Por lo general, la gente pobre en Nueva-Francia tiene mejores condiciones de vida que en Francia. No se mendiga dinero realmente pero más bien alimentos. Los mendigos son muchas veces viudas que tienen una familia numerosa, o también ancianos o ancianas. Los niños y niñas abandonados son puestos a menudo en un instituto llevado por una comunidad religiosa.

Por causa de las condiciones de vida difíciles en Nueva-Francia, apenas 60% de los niños y niñas llegan a alcanzar la edad de 15 años. Esto es un poco mejor que en Francia, donde solamente un joven varón o mujer de cada dos sobrevive a su decimoquinto año.

¡Ha dicho «Jóvenes»!

En los siglos XVII y XVIII, la infancia se termina a los 12 o 13 años, por seguro a los 15 años. La juventud, que se llamaría hoy sin duda la adolescencia, se inicia a esa edad y se termina con el matrimonio. Como hoy, es el periodo durante el cual el joven o la joven se prepara a la vida adulta.

La infancia y la juventud, tanto en Nueva-Francia como en Europa, no son periodos particularmente agradables. Los jóvenes varones y mujeres se ven sometidos a unos principios estrictos de autoridad y a unos castigos corporales. En la escuela también se aplica, en general, una disciplina rigurosa. Pero esta educación rígida no impide a los padres de sentir afecto por sus hijos e hijas.

Estos métodos de educación van en contra de la cultura amerindia. En efecto, los hijos autóctonos aprovechan de más tolerancia y gozan de una total libertad hasta la pubertad. Además, todos los aprendizajes les son transmitidos por los ancianos de su nación.

La educación

¡La escuela : para llegar a ser mejores cristianos!

En Nueva-Francia como en Francia, muchos jóvenes varones y mujeres no van a la escuela y no saben ni leer, ni escribir. Aunque haya tiempo para los juegos y para reír, el trabajo es prioritario. ¡Eso es una cuestión de sobrevivencia!

Cerca de los 12 años, los y las jóvenes siguen clases de catecismo para prepararse a la primera comunión y a la confirmación; se hacen así más responsables de su vida espiritual.

Al momento de abrir la escuela-establo, Margarita Bourgeoys pide a los niños y niñas y también a los y las jóvenes de colaborar a la limpieza y a la instalación de su futura escuela, con el fin de que se sientan implicados en su propia educación. Además, ella considera que hay que tratarles con respeto y dulzura si se quiere que amen la escuela.

Educar a las futuras madres

Para tener casa y ser buenas esposas y madres de familia, las mujeres jóvenes deben saber cocinar, conservar los alimentos, costurar, remendar la ropa, amañar, planificar, economizar y tener cuentas… además conocer las buenas maneras.

Las jóvenes

¡Penuria de mujeres!

En 1663, en Nueva-Francia se cuenta con una mujer por seis varones en edad de establecerse. Se emprende de reclutar en Francia mujeres casaderas. Hasta 1673, más de 770 mujeres jóvenes, la mayoría huérfanas y menores de 25 años, efectúan la travesía hacia la colonia a despensas del Rey. El Tesoro Real les proporciona también una dote para favorecer su matrimonio, de allá el sobrenombre de «Hijas del Rey».

Estas jóvenes Hijas del Rey son muchas veces unas urbanas muy poco preparadas para enfrentar los rigores de su nuevo país. Felizmente Margarita Bourgeoys y sus compañeras les prodigan las habilidades y los conocimientos necesarios para sobrevivir en su nuevo medio ambiente y para criar una familia.

Los cursos de educación sexual no existían en esta época porque la sexualidad era un tema tabú. No obstante, por causa de la promiscuidad en la cual vivían los miembros de la familia, los muchachos y las muchachas pueden hacerse una idea de la sexualidad. En efecto, los retozos amorosos de los padres no pueden siempre pasar desapercibidos…Además, se puede siempre observar la reproducción de los animales de la finca.

¿Madre de familia... o Hermana de comunidad?

Ciertamente, antes de tener sus propios hijos e hijas, las mujeres ayudan a sus madres y se ocupan de sus hermanos y hermanas menores.

Una vez madres a su turno, tendrán que saber no solamente criar a sus hijos e hijas, pero también educarles e inculcarles las bases de la religión.

Algunas mujeres jóvenes eligen la vida religiosa, enclaustrada o no, entre otras comunidades unas optan por vivir en el seno de la Congrégation de Notre-Dame.

Los jóvenes

¡Ser varón… TODO UN OFICIO!

Para ganarse la vida, en el trascurso de los siglos XVII, XVIII y XIX, los varones jóvenes deben iniciarse a la práctica de un oficio que favorece el desarrollo de la colonia.

En el campo, además de participar a la explotación de la finca familiar, los varones roturan y labran la tierra contigua que su padre ha adquirido para ellos. Una vez el suelo preparado para la siembra y el cultivo e, idealmente, una pequeña casa construida ya, pueden soñar en casarse.

En la ciudad, los jóvenes se comprometen de 3 a 5 años como aprendiz donde su padre o con un maestro aprendiz que les transmite su experiencia y sus habilidades.

Llegarán a ser : apeadores, carpinteros, albañiles, carreteros, herreros, hojalateros, tejedores, alfareros, escultores, plateros, etc.

Algunos jóvenes optan por la vida religiosa y llegan a ser sacerdotes.

Correr los bosques

Algunos jóvenes se dedican al tráfico de pieles y adoptan el modo de vida más libre de los corredores de bosques, de preferencia a la vida sedentaria de la finca.

La mayoría de los solteros practican el tráfico en forma temporal, efectuando uno o dos viajes antes de casarse. En principio, los hombres establecidos y casados consagran a ello solamente unos meses al año. Esta actividad puede ser bastante lucrativa, pero la instauración del sistema señorial incita a los colonos a lanzarse en la agricultura mayormente.

A la guerra… como a la guerra

Los conflictos militares pueden también conducir los campesinos a alejarse de la tierra para ir a luchar contra el enemigo. Dado la escasa población de Nueva-Francia, todos los recursos humanos deben ponerse a contribución. En periodo de guerra, el desarrollo de la colonia se retrasa.

La familia

¡Y si nos casaríamos!

En Nueva-Francia, se considera que la edad ideal para casarse es de 12 años para las muchachas y de 14 años para los muchachos. Sin embargo las mujeres se casan generalmente cerca de los 20 años y los varones cerca de los 27. Desde los 18 o 20 años, pueden a veces volar con sus propias alas. No obstante, la dependencia económica de los y las jóvenes con relación a sus padres puede prolongarse hasta el matrimonio.

En el siglo XVII, el Ministro Colbert y el Intendente Jean Talon instauran unas medidas con el fin de favorecer el crecimiento de la población. Así, para fomentar los casamientos apresurados, el intendente les otorga un «presente del Rey» : el día de su boda, una suma de 20 libras está entregada a los varones de menos de 20 años y a las mujeres de menos de 16 años.

Se utiliza no solamente la incitación, pero también el apremio para mantener el matrimonio : «los padres que no casan sus hijos o hijas temprano o sea antes de 20 años por los varones y de 16 años por las mujeres, deben explicarse ante el intendente y hasta exponerse a multas. Por lo que se refiere a los solterones se ven pasibles de ver suspendidos sus derechos de casar, de pescar y de traficar con los Amerindios.»

¿Y EL AMOR?

En Francia como en Nueva-Francia, los matrimonios de amor han existido. Pero los vemos sobre todo en la gente del campo y en las otras clases de menos rango en la sociedad.

En la nobleza así que en la burguesía, los matrimonios estaban por la mayoría del tiempo «arreglados» por razones sociales y económicas. ¡Pero el amor sabía siempre encontrar su lugar!

Procrear muchos hijos e hijas

Como los primeros hijos e hijas no tardan en llegar después del matrimonio, luego se asume grandes responsabilidades… Las familias cuentan con muchos hijos e hijas, pero mueren a menudo en la primera infancia.

Jean Talon instaura también una política natalista. Una pensión anual de 300 libras está otorgada a las familias de diez hijos/hijas vivos, legítimos y aptos a casarse. Las familias de más de doce hijos/ hijas reciben un subsidio familiar de 400 libras.

Aunque sea «difícil por el hijo de un habitante de establecerse antes de la edad de 20 años, las políticas matrimoniales y natalistas del intendente producen frutos. Entre 1664 y 1674, el promedio de nacimientos triplica en comparación a los diez años anteriores». La población de Nueva-Francia pasa de 3,215 a 6,700 habitantes entre 1666 y 1672. Fuente : Musée canadian des civilisations

El trabajo

¡Mano a la obra!

Los jóvenes que tienen padres afortunados tienen acceso a una educación avanzada (sobre todo los varones), hasta que ciertos de ellos van a estudiar en Francia.

Los demás reciben una educación más bien limitada. Empiezan a trabajar y a asumir ciertas responsabilidades entre los 10 y 12 años. A los 15 años, trabajan tan fuerte, sino más, que sus padres. ¡Después de todo, son jóvenes, robustos y en plena forma física!

Los jóvenes entre 15 y 25 años constituyen para la colonia una mano de obra importante, indispensable a su desarrollo y a su economía. Así, en lo que se refiere a la explotación de la finca familiar, su labor representa una inversión tan válida como la de los adultos.

A pesar de todo el trabajo, los jóvenes varones y mujeres encuentran todavía el tiempo para gozar de ciertas diversiones, sobre todo en tiempo libre ¡hasta que organizan fiestas!

A cada uno su labor, pero unidos

Además de participar en los quehaceres domésticos y de ocuparse de los niños y niñas, las mujeres cuidan de los animales del corral y realizan otras labores exteriores.

En Nueva-Francia la gran mayoría de la población vive en el campo y se consagra a la agricultura. Con el clima sin piedad y los otros peligros que amenazan, hombres y mujeres deben poner manos a la obra y colaborar, desde su más temprana edad.

La mujer se implica tanto como el hombre en el funcionamiento de la finca; puede ocuparse en ello cuando su marido se ausenta, o si muere.

Marguerite Bourgeoys, prefecta de la congregación externa de Notre-Dame

Marguerite Bourgeoys, prefecta de la congregación externa de Notre-Dame

Campamento amerindio (detalle)

Campamento amerindio (detalle)

Isla de Montreal, Silvícola media antigua.
Visita y trabajos en la escuela-establo por Marguerite Bourgeoys, Paul de Chomedey de Maisonneuve y Bénigne Basset

Visita y trabajos en la escuela-establo por Marguerite Bourgeoys, Paul de Chomedey de Maisonneuve y Bénigne Basset

Ville-Marie (Montreal), Nova Francia (Quebec), 1658.
Clase al final del siglo XVIII

Clase al final del siglo XVIII

Montreal, Province of Quebec (Quebec), [después de 1783].
Catherine Crolo, unos empleados y unas niñas en la granja

Catherine Crolo, unos empleados y unas niñas en la granja

Pointe Saint-Charles (Montreal), Nova Francia (Quebec), [ca.1675].
Muchacho con guadaña y muchacha con hoz

Muchacho con guadaña y muchacha con hoz

Ville-Marie (Montreal), Nueva Francia (Quebec), 1600.
Joven madre

Joven madre

Ville-Marie (Montreal), Nueva Francia (Quebec), 1600.
Trabajo agrícola en la Isla Saint-Paul al final del siglo XVIII

Trabajo agrícola en la Isla Saint-Paul al final del siglo XVIII

Montreal, Province of Quebec (Quebec), [después de 1769].