1900-1961 - Franquear otras fronteras

Desastre y restablecimiento

En la primera mitad del Siglo XX, se vivieron algunos de los peores desastres que el mundo haya conocido: dos guerras mundiales y, entre ambas, una depresión económica que ocasionó millones de pobres. Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, se inventan las armas de destrucción masiva, lo que agrava las tensiones de la guerra fría entre Occidente y el bloque comunista. Sin embargo, algo bueno debía nacer de semejante angustia. La Primera Guerra Mundial, tuvo como consecuencia particular para Canadá, su cambio de status de colonia por el de miembro adulto e independiente de la Commonwealth británica. Luego de la guerra, las mujeres logran, poco a poco, el reconocimiento de su derecho a votar en las elecciones legislativas, aunque esta reforma no se aplicará en Quebec hasta 1940. Durante los dos conflictos mundiales, un gran número de las mujeres ingresaron al mercado de trabajo, al tiempo que también se les facilitó el acceso a los estudios superiores y a la vida pública.



Durante el período de prosperidad que sigue a la Segunda Guerra Mundial, Canadá conoció un nuevo incremento de su población con el arribo de inmigrantes de Gran Bretaña y de otros países europeos, por ejemplo, Italia. Como en el resto de Occidente, la población también se acrecentó por el número de hijos nacidos dentro de las familias ya establecidas aquí: ellos conformarían la llamada generación Baby Boom.



Este período de esperanza, de optimismo y de crecientes expectativas en el mundo occidental, desembocó en una corriente de agitación dentro de los campus universitarios y en la provincia de Quebec, donde fue el origen de la denominada Revolución tranquila. Dentro de la Iglesia Católica, dio lugar a la convocatoria del Papa Juan XXIII al Segundo Concilio Vaticano.

Hermana Saint-Alfred (Délia Clément) durante la epidemia de gripe española

Hermana Saint-Alfred (Délia Clément) durante la epidemia de gripe española

[Montreal, Quebec], 1918.

Hacia el país del sol naciente

En marzo de 1932, la Congregación tomó una decisión de gran importancia: invitada a Japón, aceptó abrir una misión en Fukushima. Ese mismo otoño, cinco hermanas se pusieron en marcha. Allí habitarían y trabajarían en medio de un pueblo, del que San Francisco Javier decía que había conquistado su corazón. Su predicación, así como la labor de otros misioneros cristianos de los siglos XVI y XVII, se había preservado gracias al trabajo de los cristianos japoneses, los que se habían transmitido la fe de generación en generación, a pesar de las persecuciones, de la falta de sacerdotes y de la ausencia de todos los sacramentos, a excepción del Bautismo. Pero, los cristianos eran muy pocos.



Como Marguerite Bourgeoys a su llegada a Montreal, las hermanas no pudieron abrir la escuela rápidamente, así que tuvieron que encontrar otras maneras de ofrecer sus servicios. También como ella, se acercaron a las mujeres del lugar. Por su calidad de extranjeras, se les hacía difícil obtener las autorizaciones oficiales pero, en 1936, pudieron abrir un dispensario en Fukushima y, en 1938, inauguraron un jardín de infantes. También, enseñaban el catecismo y daban clases particulares de francés, de inglés y de música tanto en Hachinohe como en Fukushima. Más hermanas fueron llegando desde Canadá, y las jóvenes japonesas comenzaron a ingresar al primer noviciado abierto fuera de Montreal. Pero, en diciembre de 1941, sobreviene la guerra entre Japón y los Aliados occidentales.



Los años que siguieron fueron años muy difíciles para la Congregación en Japón. Sus instituciones fueron cerradas; algunas hermanas logran retornar a Canadá en el marco de un programa de intercambio de prisioneros y las demás fueron recluidas, mientras su convento de Fukushima, servía como centro de detención de prisioneros de guerra civiles. Confrontadas al hambre, al frío y al temor (como todo el pueblo japonés durante la guerra), si ellas lograron sobrevivir fue, en gran parte, gracias a la lealtad y a la ayuda de tres novicias japonesas.



Después de la guerra, la labor de la Congregación se expande. En 1946, la adopción de 19 huérfanas de guerra, dio lugar a la apertura de una escuela primaria en Fukushima, ya no en un establo abandonado, si no en las chozas de Quonset. La escuela recibió el nombre de Sakura no Seibo, Notre-Dame de los cerezos en flor. En 1949, se abrió la escuela intermedia en Fukushima y, en 1955, el colegio pre-universitario. En 1956, 33 hermanas japonesas trabajaban junto a 18 norteamericanas, y la Congregación ya tenía allí 10 postulantes. Se contaba con 1707 alumnos en las diferentes escuelas, entre ellas, 153 católicas. 

Ceremonia del té con Hermana Sainte-Marie-Theophane-Venard (Maria Germana Mazaka Anazawa) en las Escuela Kita-Kyushu-Sui

Ceremonia del té con Hermana Sainte-Marie-Theophane-Venard (Maria Germana Mazaka Anazawa) en las Escuela Kita-Kyushu-Sui

Tobata (Kitakyūshū), Japòn, 1951.

El acceso a los estudios para las mujeres

El nuevo siglo se inició con la participación de la Congregación en la Exposición Universal de París. Las alumnas de todas las escuelas de la Congregación, colaboraron en la preparación de una pieza que allí fue expuesta, y que recibió como premio una medalla y un diploma. Durante la mayor parte del Siglo XIX, la Congregación, que mucho se esforzaba para enriquecer el programa de estudios destinado a las jóvenes, convocó a hombres para las materias en las que las mujeres aún no estaban calificadas para enseñar. En el Siglo XX, las hermanas de las regiones anglófonas, trabajaron en el nivel secundario, mientras que en Quebec, a partir de 1922, varias escuelas de la Congregación ofrecían un programa de cuatro años, denominado « Letras – Ciencias ». Ese programa, aprobado por la Universidad de Laval y por la universidad de Montreal, permitía a las alumnas el ingreso a la universidad luego del 11° año.



En la primera década del Siglo XX, la Congregación se comprometió activamente dentro de un movimiento que por entonces, levantó muchas sospechas y hostilidades en ciertos ambientes: el de la lucha por el acceso de las mujeres a los estudios superiores. Los « colegios clásicos » católicos de Quebec, estaban cerrados a las jóvenes muchachas, y las primeras gestiones de la Congregación a fin de obtener ese status para algunas de sus instituciones, fueron rechazadas. Sin embargo, en 1908, se obtuvo la autorización para abrir una nueva institución, cuyos programas, exámenes y diplomas provendrían de la Universidad de Laval. La Escuela de Enseñanza Superior (en inglés: Notre Dame Ladies College), abrió sus puertas en octubre en la Casa madre, recientemente construida sobre la calle Sherbrooke Oeste.



El establecimiento era bilingüe y comprendía tres secciones: artes, ciencias y comercio. En 1911, su primera egresada obtuvo la mejor nota de todos los egresados de todos los colegios de Quebec. Pero el premio Colin, que ella había merecido, fue otorgado a un joven que había terminado en segundo lugar.



Rápidamente, la escuela crece demasiado para la Casa madre; en 1926, debe mudarse a un nuevo edificio, sobre la avenida Westmount, donde toma el nombre de Collège Marguerite-Bourgeoys. El sector inglés se separa para dar forma al Marianopolis College, mientras que la sección de comercio permanece en la Casa madre, bajo el nombre de Notre Dame Secretarial School. Durante este período, la Congregación abre también otros colegios: el Notre Dame College en Staten Island (New York) en 1931, y el Notre Dame College de Ottawa, en 1932.

Mosaico conmemorativo de la Escuela de enseñanza segundaria para mujeres jóvenes

Mosaico conmemorativo de la Escuela de enseñanza segundaria para mujeres jóvenes

Montreal, Quebec, [ca.1920].

Preparar a las jóvenes para el mundo de los negocios… y para el hogar

En 1905-06, Montreal, que sólo contaba con tres escuelas de comercio, requería personal con mayores competencias. Conciente de que un gran número de muchachas no tenían otra opción que trabajar en las fábricas, donde frecuentemente se las explotaba, la Congregación abre un primer curso de comercial en Pointe-Saint-Charles, en 1907. La sección comercial del nuevo colegio, instalado en la Casa madre, tuvo éxito desde su apertura, en 1909. Allí se enseñaba contabilidad, prácticas comerciales y bancarias, correspondencia de negocios, caligrafía, geografía comercial, dactilografía, archivística y clasificación de correspondencia. La reputación de la escuela crecía, y sus egresadas no tenían ninguna dificultad en obtener buenos empleos en Montreal, ya que las empresas contaban, cada vez más, con la « Mother House », como se la llamaba, para reclutar sus mejores empleadas. 



Por otra parte, fiel a su larga tradición, la Congregación continuaba enseñando a las mujeres a ocuparse del hogar. Este tipo de enseñanza creció y las « artes domésticas » fueron reconocidas como un sector de estudios. Un instituto de economía doméstica, fundado en 1905 en Saint-Pascal de Kamouraska, se transforma en la École Normale Classico-Ménagère, en 1913. En ese lugar, la Universidad de Laval inauguró su Escuela Superior de Ciencias Domésticas, en 1941, antes de trasladarla a Quebec, en 1947.

En 1914, La Congregación agregó una sección de economía doméstica a la escuela superior de la Casa madre, y en 1926 al Institut pédagogique. En la misma época (en 1932), abrió sus puertas en Montreal, la École supérieure des arts et métiers. La Congregación también se comprometió en las escuelas regionales de economía doméstica de Saint-Pascal a partir de 1939, y de Sainte-Marie-de-Beauce a partir de 1944, así como en diversas escuelas de artes domésticas del medio rural. 



En el colegio Mount Saint Bernard de Nueva-Escocia, las hermanas de la Congregación pusieron en marcha un programa de cuatro años para la obtención de una Licenciatura en Ciencias de economía doméstica, el que fue reconocido por las autoridades de la Universidad St. Francis Xavier, en 1928. Le siguió también, el reconocimiento de la Asociación Canadiense de Dietética, el que permitió a sus egresadas, con estudios de perfeccionamiento en nutrición y alimentación, llevar a cabo prácticas de segundo ciclo en dietética. En adelante, las diplomadas del programa de economía doméstica, ocuparían cargos docentes en las escuelas secundarias, en las universidades y en las dependencias gubernamentales, tanto a nivel nacional como internacional.

Curso de dactilografía en la Academia Marguerite-Lemoyne

Curso de dactilografía en la Academia Marguerite-Lemoyne

Montreal, Quebec, [1925 o 1926].

Educar a docentes

En la primera mitad del Siglo XX, la congregación también ayudó a las jóvenes docentes, religiosas y laicas, a perfeccionarse y a la obtención de sus diplomas y grados superiores. En 1916, se lanzó en la Casa madre, la serie de Conferencias Pedagógicas del sábado, en parte subvencionadas por la Comisión de Escuelas católicas de Montreal. Al año siguiente, la Universidad de Laval reconoció un curso de tres años de conferencias del sábado, y estableció la reglamentación para un programa orientado a la obtención de un diploma. Allí se inscribieron cerca de trescientos docentes y, en 1920, setenta de ellos finalizaron los dos años del programa y recibieron su certificado de competencia pedagógica. En 1921, cuatrocientos docentes recibieron el certificado, y ochenta y nueve completaron el programa de tres años y obtuvieron el diploma superior. Ante semejante éxito, el gobierno de Quebec sanciona una ley referida a los Institutos pedagógicos y las Escuelas normales superiores.



En el otoño de 1926, el Instituto pedagógico abrió sus puertas en el nuevo edificio que albergaba también al Collège Marguerite-Bourgeoys. Afiliado a la Universidad de Montreal, el instituto ofrecía un diploma superior en pedagogía para el ciclo primario, así como la licenciatura, la maestría y el doctorado en pedagogía. La Escuela normal de música, parte integrante del Instituto, y afiliada también a la Universidad de Montreal, se inauguró en el mismo año, y contó con distintos programas dirigidos a la obtención tanto de un certificado como de diversos grados, especialmente al doctorado en enseñanza musical.

Vista exterior - École normale Jacques-Cartier, section féminine / École normale Notre-Dame

Vista exterior - École normale Jacques-Cartier, section féminine / École normale Notre-Dame

Montreal, Quebec, [19-].

Las relaciones con las « antiguas »

Desde su nacimiento, la Congregación mantuvo siempre el contacto con sus antiguas alumnas. Aún en esa lejana época, las hermanas no sólo conservaban el contacto informal con ellas, si no que también organizaban reuniones destinadas a mujeres jóvenes y mujeres mayores, los domingos a la mañana. Con el tiempo, se ponen en marcha diversos grupos como el de la Congrégation de Notre-Dame-de-la-Victoire y la Œuvre des tabernacles.



En el primer cuarto del Siglo XIX, diversos grupos conformados por antiguas alumnas se incorporan a las escuelas de la Congregación en Bourbonnais, Kankakee, New York, Staten Island, Saint-Louis de Kent, Ottawa, Sherbrooke, Sainte-Thérèse y, en Montreal, al Pensionado Sainte-Catherine, a la Villa Maria y a la Escuela Normal Jacques-Cartier. En 1929, se creó una federación de antiguas alumnas de los conventos católicos de Canadá, que contó con la aprobación de los obispos y la bendición papal. Las « amistosas » o asociaciones de las escuelas de la Congregación, adoptaron el nombre genérico de « Notre-Dame », agregando al mismo algo que las identificaba. Se regían por una constitución y por reglas comunes. Cada año, sus delegadas participaban en la asamblea que se llevaba a cabo en la Casa madre, el sábado anterior a la Fiesta de la Ascensión.



Estas asociaciones, conformaban círculos de estudio, organizaban encuentros sociales entre sus miembros, y destinaban sus recursos al servicio de las obras de caridad y de los movimientos de acción católica. En 1935, la Asociación de los conventos católicos, se convirtió en la Federación diocesana de amistosas de conventos: sus miembros recibían las directivas de sus diferentes diócesis.

Primera reunión de la Asociación de Ex-alumnas Notre-Dame-des Cèdres

Primera reunión de la Asociación de Ex-alumnas Notre-Dame-des Cèdres

Les Cèdres, Quebec, 19 de octubre de 1929.